El principio de la diligencia

Pasos Audaces en esta semana

“¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo que hace y adquiere sabiduría! No tiene quien la mande ni quien la vigile ni gobierne; con todo, en el verano almacena provisiones y durante la cosecha recoge alimentos. ” (Proverbios 6:6-8).

Las hormigas son criaturas increíblemente pequeñas, pero su laboriosidad las convierte en un poderoso ejemplo de sabiduría y disciplina. A pesar de su tamaño, las hormigas recolectan alimento y trabajan arduamente durante el verano, la época de abundancia para prepararse para el invierno, la época de escasez. Las hormigas nos enseñan sobre la importancia de planificar con anticipación y ahorrar en tiempos de abundancia para momentos en que los recursos pueden ser escasos.

El principio de la diligencia se aplica en el modelo bíblico que encontramos en Proverbios 6:6. En este pasaje se nos anima a aprender de las hormigas, las cuales sabiamente ahorran y planifican para el futuro. Aquí, no se trata de acumular bienes por miedo a los desastres naturales. Se trata, más bien, de ser proactivos, responsables. Hay que ser sabios a la hora de ahorrar y prever para tiempos de necesidad. En nuestras vidas, enfrentaremos momentos de incertidumbre, como la pérdida del empleo, problemas de salud o emergencias financieras. Tener un fondo de ahorros y administrar nuestros bienes con sabiduría nos ayuda a estar preparados para las circunstancias inesperadas y a evitar endeudarnos. Este enfoque nos permite manejar mejor los tiempos difíciles y mantener la estabilidad financiera y emocional en nuestra vida.

El relato de José en Génesis 41 es un poderoso modelo de este principio. Durante siete años de abundancia, José, guiado por Dios, aconsejó al Faraón que almacenara grano en preparación para los siete años de hambruna que seguirían. Su sabia planificación no solo salvó a Egipto, sino también a las naciones vecinas de los efectos devastadores de la hambruna. De la misma manera, nosotros también debemos planificar y ahorrar con prudencia durante tiempos de abundancia. Así, estaremos preparados ante futuros desafíos. Crear una cuenta de ahorro o un fondo de emergencia nos permite enfrentar eventos inesperados sin ansiedad y, además, nos capacita para ser una bendición para cuando otros pasan por tiempos de crisis.

Tener un ahorro crea estabilidad. Nos brinda confianza en que podemos enfrentar las incertidumbres de la vida sin sentirnos abrumados y concentrarnos en las cosas que realmente importan: nuestra relación con Dios, nuestra familia y quienes nos rodean.

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