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“Por tanto, que todo Israel esté bien seguro de que este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Cristo. Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: —Hermanos, ¿qué debemos hacer? —Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.” (Hechos 2:36-38).
Si alguna vez te has preguntado de qué realmente se trata el cristianismo, o te has preguntado "¿Quién realmente crucificó a Cristo?" las respuestas podrían ser más personales de lo que te imaginas. Sí, es cierto, los romanos lo clavaron en la cruz. Sí, también es cierto que algunos de los líderes judíos pidieron su muerte. Pero la verdad dolorosa es que todos nosotros lo crucificamos.
En Hechos 2, el apóstol Pedro se dirige a una multitud para aclararles que Jesucristo no fue simplemente una víctima de un sistema político y religioso. Más bien, Jesucristo fue entregado a la muerte por nuestros pecados. Lamentablemente, nuestras decisiones lo llevaron a la cruz. Paradójicamente, Cristo dio su vida voluntariamente. Fue su profundo amor por nosotros lo que lo mantuvo clavado allí, a pesar del inmenso sufrimiento que soportó. Y eso, nos hace ver con claridad el poder y significado de esa entrega voluntaria.
Sé muy bien que esta verdad puede ser difícil de aceptar. A veces preferimos culpar a otros, a las circunstancias del momento, o incluso al mismo Jesucristo por no haber evitado esa muerte tan cruel. Sin embargo, la realidad que se expresa en el evangelio es que la muerte y resurrección de nuestro salvador revelan nuestra propia complicidad en su sufrimiento. Fue por nuestros pecados que Jesucristo fue clavado en la cruz.
Es aquí donde el mensaje del evangelio se vuelve radicalmente transformador. Aunque nuestros pecados lo crucificaron, Jesucristo no permaneció muerto. La cruz no es el final de la historia, es apenas el comienzo. Por eso, después de confrontar a la multitud con la tremenda carga de responsabilidad, Pedro ofrece un camino a seguir, una alternativa. Nos llama a tomar acción: "Arrepiéntanse y bautícense" (Hechos 2:38).
Nuestro Señor Jesús, nos extiende una invitación a cada uno de nosotros a vivir una vida nueva. Esta es una decisión personal. No es algo que puedas heredar de tu familia. Implica, en primer lugar, que debes asumir la responsabilidad por tus pecados. Luego, debes reconocer que fueron esos pecados los que llevaron a Jesucristo a la cruz. Por último, debes aceptar a Jesucristo como tu Salvador, permitiéndole que su amor transforme tu corazón.
Si nunca has tomado este paso de fe, te animo a que lo hagas hoy. El arrepentimiento y el bautismo no son solo ritos, son decisiones que cambian la vida. Jesucristo quiere limpiar tu corazón. Él te llama. Te acepta tal y como te encuentres en este momento. Anhela que te acerques a Él, el único que puede cambiar totalmente tu vida. En el momento que tomes esa decisión, tus pecados son perdonados y recibirás el Espíritu Santo. Eso marcará el comienzo de un viaje transformador junto a Jesús.
¿Cuál será tu respuesta? Si estás listo para dar tu próximo paso con Jesús, visita pasosaudaces.org. También puedes saber más de cómo conocer a Cristo.
En octubre se cumplieron 153 años desde que D. L. Moody enseñaba en la escuela dominical, instando a un grupo de jóvenes a seguir a Cristo. Trágicamente, nunca tuvieron esa oportunidad. Al concluir el servicio, las alarmas de incendio resonaron en las calles. La reunión terminó en pánico y los jóvenes huyeron del edificio para descubrir que la ciudad de Chicago estaba en llamas. Hoy conocemos ese día como el “gran incendio de Chicago”.
Moody viajó a Nueva York en esos días buscando ayuda económica para reconstruir el edificio después del incendio. Le pesaba hacerlo y llegó a admitir, “mi corazón no estaba en la tarea de mendigar”. Pero mientras caminaba por Wall Street, tuvo una experiencia espiritual tan profunda que rara vez hablaba de ella. Nos cuenta, “estaba orando constantemente para que Dios me llenara con Su Espíritu. Todo lo que puedo decir es que Dios se reveló a mí, y Su amor fue tan abrumador que tuve que pedirle que lo detuviera”.
De una enorme tragedia surgió una monumental y poderosa obra. Dios se deleita en llenarnos de poder cuando estamos en nuestra mayor debilidad. Así que, si te sientes débil y abrumado, ten ánimo. Podría ser el momento perfecto para que Su Espíritu te renueve y llene de poder.
Un estudio devocional de 30 días con Mark Jobe
Como seguidores de Cristo, nuestra fe es esencial para saber quiénes somos. En Pasos Audaces tenemos como objetivo principal ayudarte a avanzar firmemente en tu caminar con Dios, paso a paso.
Es por eso que, junto a todo el equipo de Hoy en la Palabra, hemos creado Pasos Audaces con Jesús, un estudio devocional de 30 días. Con este nuevo recurso podrás conocer las perspectivas que el Dr. Mark Jobe ha desarrollado en su larga trayectoria pastoral. Además de ser el actual presidente del Instituto Bíblico Moody, Mark es anfitrión del programa de radio Pasos Audaces. Esta reflexión devocional diaria te ayudará a mantener tu mente centrada en la Palabra de Dios y tus ojos enfocados en Cristo. Confiamos que tu corazón se renueve y tu fe se fortalezca, a medida que caminamos juntos en este desafiante viaje de 30 días.