Citas perdidas

Pasos Audaces en esta semana

“Por tanto, si Dios les ha dado a ellos el mismo don que a nosotros al creer en el Señor Jesucristo, ¿quién soy yo para pensar que puedo estorbar a Dios?” (Hechos 11:17).

¿Alguna vez has faltado a una cita importante? Ya sea con tu médico, en la escuela de tus hijos, incluso en una comparecencia ante el tribunal. Faltar a una cita a menudo puede generar sentimientos de decepción, frustración e incluso culpa, especialmente si se trata de un asunto importante o urgente.

Perder una cita que probablemente puedes reprogramar es una cosa, pero perder una oportunidad única que Dios ponga en tu camino es otra, muy diferente. Es fácil quedar atrapado en el ajetreo de nuestra vida cotidiana y, sin querer, dejar en segundo plano a Dios, a nuestra familia, amigos y personas cercanas por no parecernos que tengan prioridad en nuestra vida. Al hacerlo, corremos el riesgo de perder momentos que podrían conducirnos al crecimiento personal, a conexiones significativas o actos de servicio que podrían beneficiar a otros. Esas oportunidades a menudo están diseñadas para que las aprovechemos, pero si no estamos atentos, podemos pasarlas por alto.

La historia de Cornelio, el centurión, y Pedro, el apóstol, es un poderoso ejemplo de una de esas “citas” donde Dios une a personas para Su propósito divino. Cornelio, a pesar de ser un centurión romano, era un hombre devoto que temía a Dios y buscaba entender más acerca de Él. Simultáneamente, Dios estaba preparando a Pedro, un seguidor judío de Cristo, para romper las barreras culturales, perjudiciales para el evangelio.

Dios había estado obrando en sus vidas, preparando el escenario para un encuentro significativo. Mientras Cornelio oraba, Dios envió un ángel para decirle que llamara a Pedro. Mientras tanto, Pedro tuvo una visión que desafió su comprensión del valor de la pureza y la inclusión, revelando que Dios no tiene favoritismos.

Esta narrativa nos recuerda, en primer lugar, que hay muchas personas que aún no conocen a Dios, pero lo están buscando tenazmente. En segundo lugar, es posible que Dios esté programando ya oportunidades para que tú alcances a personas que ni siquiera conoces. Lamentablemente, nuestra rutina diaria pudiera distraernos y hacernos perder esas oportunidades. Quizás, pasemos junto a personas que anhelan conocer la verdad de Cristo, sin ni siquiera darnos cuenta. Es por eso que quiero llamarte hoy a permanecer vigilante. Mantente sensible a la dirección del Espíritu Santo, reconociendo que Dios puede usarnos como instrumento en las vidas de aquellos a quienes Él pone en nuestro camino.

Recuerda, Dios está preparando encuentros para ti y para mí todos los días. Nuestro trabajo es buscarlo a través de Su Palabra, estar atentos a Su dirección y a las oportunidades que Él nos presenta. Al hacerlo, no perderemos nuestra próxima "cita" divina.

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