La guerra espiritual: Cómo ganar la batalla

Estaremos en una batalla espiritual, hasta que Cristo regrese. ¿Cómo podemos responder efectivamente a los ataques del enemigo?

Pasos Audaces en esta semana

“Una vez que nuestros enemigos se dieron cuenta de que conocíamos sus intenciones y de que Dios había frustrado sus planes, todos regresamos a la muralla, cada uno a su trabajo.” (Nehemías 4:14)

Muchas batallas a lo largo de la historia tuvieron que ver con el dominio territorial y el ejercicio del poder político y económico. Una de las batallas más famosas de la historia fue la de Waterloo en 1815. Allí se enfrentaron el ejército francés, al mando de Napoleón, y una coalición liderada por el duque de Wellington y el General Blucher. Esta pelea decisiva puso fin a una guerra de 23 años, donde Francia intentó dominar a Europa bajo el poder imperial de Napoleón. La victoria aliada marcaría el comienzo de un período de paz en todo el continente europeo que duró casi 50 años.

La guerra espiritual se parece mucho a la guerra física. Que claro está es la batalla por el "territorio" de tu alma. Ya sea que creas en Jesucristo o no, Dios te creó para que lo conozcas. Sin embargo, Dios tiene un enemigo, que es, Satanás. Él está comprometido a impedir que las personas experimenten el amor de Dios en sus vidas. Su táctica puede diferir dependiendo de si eres cristiano o no, pero su propósito final es desviar y destruir tu vida.

Todo funciona con la precisión de un reloj. Cuando abrimos los primeros capítulos del Libro de Nehemías, este extraordinario líder recibe el llamado de Dios para reconstruir los muros de Jerusalén. El rey le concede el favor y el permiso para ir y hacer esa tarea. El esfuerzo del reclutamiento de trabajadores hace que la tarea que Dios le ha encomendado esté en marcha. Sin embargo, cuando leemos el capítulo cuatro, encontramos un grupo de hombres molestos que intentan desanimar a Nehemías y a sus compañeros con burlas: “¿Qué están haciendo esos débiles judíos? . . . ¿Restaurarán su muro?” . . . ¿Terminarán en un día?” Sus incesantes burlas tenían como objetivo desanimar, disuadir y desmoralizar al pueblo de Dios.

¿Cómo respondes cuando el enemigo utiliza a otras personas para atacarte?

Permíteme darte algunas ideas para combatir esos ataques. Sigamos el ejemplo de Nehemías:

• La mayoría de los ataques espirituales tienen como objetivo debilitar tu forma de pensar para detener el progreso de lo que Dios está haciendo en tu vida.
➢ Nehemías se dirigió a Dios en oración inmediatamente y mantuvo su mente enfocada en la tarea en lugar de distraerse.

• Cuando damos cabida al desánimo (lo interno) y a la oposición (lo externo) es el momento que entramos en crisis.
➢ Cuando sus hombres se cansaron del trabajo, Nehemías cambió de estrategia. Tu salud espiritual está directamente ligada a tu salud física. El cansancio físico y mental nos hace muy vulnerables a los ataques del enemigo.

• Aprende la “diversificación espiritual”. Es decir, protege espiritualmente tus puntos débiles, mientras trabajas de lleno en el llamado de Dios.
➢ Nehemías consiguió que sus hombres hicieran dos cosas al mismo tiempo. Con una mano sostenían una espada para protegerse de los enemigos. Con la otra, trabajaban. Si no proteges las áreas débiles de tu vida, eventualmente detendrán lo que Dios te ha llamado a hacer.

• Cuando estás aislado eres mucho más vulnerable.
➢ Nehemías no construyó el muro solo. En total, fueron unos 45 hombres los que realizaron la tarea junto a él. Nosotros también necesitamos una comunidad de personas que nos alienten y apoyen en las constantes batallas de la vida. Cuando luchamos solos, nos convertimos en un blanco fácil para el enemigo. Tus posibilidades de victoria son mucho mejores cuando tienes gente de confianza a tu lado.

Mis queridos amigos, en última instancia el diablo ya fue derrotado. Cristo lo derrotó muriendo en la cruz. Y aunque Jesús obtuvo la victoria, el diablo hará todo lo posible para cegarte, confundirte y disuadirte de la verdad. Te invito a que te unas a mí hoy, en prepararnos para la batalla. Pongámonos la armadura de Dios (Efesios 6) para que “cuando llegue el día malo” (v. 13), puedas permanecer fuerte y firme en el Señor.

Sobre el ministerio de Mark

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